Hasta 1936, ninguna mujer había logrado cruzar el Atlántico de este a oeste en un vuelo en solitario y sin escalas, a pesar de que 15 lo intentaron.
Beryl Markham nació en el Reino Unido en 1902, pero a los pocos años su familia se trasladó a Kenia, entonces parte de la África Oriental Británica. Allí compraron una granja en Njoro, cerca del Gran Valle del Rift. Su madre regresó a Inglaterra, y Beryl se quedó en Kenia con su padre, viviendo una infancia fuera de lo común para una niña de la época: jugaba descalza, aprendía a manejar la lanza, el arco y las flechas, y cazaba junto a los nativos. Su amor por los caballos la llevó a especializarse en ellos, y en su adolescencia se convirtió en una destacada amazona y la primera mujer entrenadora de caballos con licencia en Kenia.
Reconocida por su espíritu libre, inconformista y avanzado para su tiempo, Beryl fue amiga de la baronesa Karen Blixen en Kenia. Cuando la relación entre Blixen y el cazador y aviador Denys Finch Hatton pasaba por un mal momento, Beryl inició un romance con él. Hatton llegó a invitarla a acompañarlo en el vuelo en el que perdió la vida, pero ella declinó debido a una advertencia premonitoria de su instructor de vuelo, Tom Campbell Black. Durante un tiempo, trabajó como piloto en el servicio postal aéreo y en expediciones en zonas remotas, donde cazaba desde el aire y señalaba las ubicaciones de los safaris en el suelo.
VUELO CRUZANDO EL ATLÁNTICO
Tras completar varios vuelos en solitario entre Nairobi y Londres, en 1936 Beryl decidió enfrentarse a un reto audaz: cruzar el Atlántico de este a oeste en un vuelo en solitario y sin escalas. Ninguna mujer lo había logrado en esa dirección, a pesar de que 15 lo intentaron, de las cuales cinco desaparecieron en el mar y tres murieron en accidentes. Amelia Earhart había cruzado de oeste a este, con los vientos a favor, pero hacerlo en dirección contraria añadía un riesgo adicional.
El 4 de septiembre de 1936, Beryl despegó desde Abingdon-on-Thames, Inglaterra. Tras veinte horas de vuelo en su Vega Gull, llamada The Messenger, tuvo problemas de combustible debido a la congelación de los tanques, y acabó aterrizando en el fango de Baleine Cove, Nueva Escocia, Canadá. Aunque no alcanzó su destino final, se convirtió en la primera mujer en cruzar el Atlántico en solitario de este a oeste y la primera persona en volar de Inglaterra a Norteamérica sin escalas. Con este hito, Beryl Markham se consolidó como pionera de la aviación.
SU LEGADO
La aviadora plasmó sus aventuras en su libro de memorias West with the Night (Al Oeste con la Noche), publicado en 1942. La obra fue inicialmente bien recibida, pero con el tiempo se dejó de imprimir. Tras vivir en Estados Unidos, Beryl regresó a Kenia en 1952, donde se convirtió en la entrenadora de caballos más exitosa del país.
En 1983, una editorial estadounidense reeditó su libro después de que se descubriera una carta de Ernest Hemingway en la que alababa su escritura. Beryl, quien vivía en condiciones de pobreza en Kenia, recibió los ingresos de esta reedición, que le permitieron vivir hasta su muerte en Nairobi en 1986, a los 83 años. Como homenaje a su legado, la Unión Astronómica Internacional nombró “Markham” a un cráter en Venus, recordando así a esta mujer extraordinaria que vivió entre el cielo y la tierra, entre su avioneta Vega Gull y sus amados caballos.