En la historia del transporte en España, Piedad Álvarez ocupa un lugar destacado al ser la primera mujer taxista de nuestro país. Nacida en el seno de una familia humilde en Madrid en 1920, desde joven mostró una valentía y determinación poco comunes en una época en la que las mujeres apenas tenían presencia en el mundo laboral.
Con apenas 18 años, Piedad decidió desafiar los roles de género establecidos y buscar su independencia económica. Más tarde, en 1938, obtuvo la licencia de taxista, la número 49, convirtiéndose así en la primera mujer en España en ejercer esta profesión. Su decisión no estuvo exenta de críticas y obstáculos; sin embargo, su pasión por conducir y su espíritu emprendedor la impulsaron a seguir adelante.
Durante décadas, Piedad recorrió las calles de Madrid al volante de su taxi, desafiando estereotipos y abriendo camino para las mujeres en un sector dominado por hombres. Su carisma y amabilidad la convirtieron en una figura querida por sus clientes, quienes no dudaban en recomendar sus servicios a amigos y familiares.
Piedad no solo fue una pionera en el ámbito laboral, sino también una defensora de los derechos de las mujeres. En una época en la que las oportunidades eran limitadas para las mujeres, demostró que podían desempeñarse con éxito en cualquier profesión.
Hoy, su legado perdura como un recordatorio de la importancia de la valentía y la determinación en la lucha por la igualdad de género. Por ello, Piedad Álvarez, continúa siendo un ejemplo de superación y empoderamiento para las generaciones presentes y futuras.